Uno de los motivos que hace que muchas parejas lleguen a terapia de pareja es la dificultad de comprenderse mutuamente. A menudo llegan a nuestro gabinete de psicólogos en Barcelona con la sensación de que no son comprendidos por el otro: que no son capaces de hacer llegar las inquietudes, las preguntas, las inquietudes o los deseos que sienten al otro, o que no pueden entender lo que el otro los significa.
Pese que con la pareja compartimos muchas horas del día, no siempre existe la comunicación adecuada para poder tener una buena convivencia, y al fin, una relación satisfactoria. La buena noticia es que con la voluntad mutua, este es un problema que se puede trabajar y mejorar. De hecho, afrontar esta dificultad, puede ser una oportunidad para hacer crecer y madurar la relación, con el objetivo de continuar construyendo un futuro donde ambos se sientan a gusto.
Durante el proceso de terapia de pareja se identificarán los elementos psicológicos que están bloqueando la comunicación, y se construirán las habilidades personales para poder afrontar la comunicación eficaz en cada uno de los miembros de la pareja.
Uno de los elementos que se encuentran en la base de la comunicación es la capacidad de percibir e interpretar nuestro propio comportamiento como el comportamiento del otro en términos de deseos, creencias, intenciones, necesidades, sentimientos, etc. Es decir, poder vernos a nosotros desde dentro, y también a los demás. En psicología, a esta capacidad se la llama función reflexiva, y va muy vinculada a la habilidad de la empatía. De hecho, podríamos decir que sin el la función reflexiva adquirida, no será posible la empatía. Esta capacidad nos hace sensible a las necesidades de los otros.
En comunicación, la función reflexiva nos permite ir más allá de lo que se dice, preguntarnos por qué lo dice, qué puede sentir cuando lo dice, qué motivos hay para que lo diga así, qué necesidades hay detrás del mensaje. Esta capacidad nos permite ser más compasivos con quien envía el mensaje, y también con nosotros mismos, y eso facilita la relación. Al mismo tiempo, es lo que permite que nos cuestionemos a nosotros mismos cuando nos comunicamos. Nos permite preguntarnos si lo hacemos con claridad, con voluntad que el otro nos entienda, si lo hacemos coherentemente con lo que sentimos, decimos y hacemos.
Como podemos ver, la función reflexiva es la base de la comunicación eficaz y adulta, y es el trabajo para mejorar esta capacidad la que permitirá acercarnos a los demás a través de la comunicación.
En la terapia de pareja, el trabajo de conciencia sobre cómo nos comunicamos es lo que permite que mejoramos nuestra función reflexiva. El vínculo con la pareja se puede reparar cuando aprendemos a entender las motivaciones que no permiten comunicar mejor.
Para empezar este trabajo te puedes hacer algunas preguntas:
- ¿Tienes la voluntad de entender a mi pareja? A veces puede ocurrir que en el fondo de la cuestión está la duda de si querer estar al lado de la persona, es decir, querer continuar con la relación. El trabajo en terapia de pareja tendrá resultados positivos para la relación si existe la voluntad mutua de reparar el vínculo.
- ¿Valores positivamente a tu pareja? La comunicación con tono de desprecio al otro debe poder ser cuestionada desde el punto de vista del valor que le das al otro.
- ¿Te valoras a ti mismo/a? Del mismo modo, es importante que te plantees si te estás dando el valor suficiente para defender un buen trato por parte de tu pareja. A veces la infravaloración personal, es lo que da pie a que el otro pueda comunicarse a través de la imposición, el desprecio, o la falta de empatía.
- ¿Tienes la certeza de que tu pareja tiene la voluntad de comprenderte? A veces, tener la duda de si el otro te quiere comprender de verdad, hace que te muestres a la defensiva y la comunicación sea ineficaz.
- ¿Te cuestionas si tienes claro lo que sientes y lo que necesitas? Para poder comunicar eficazmente hay que hacer el trabajo interno de preguntarte qué estás sintiendo y qué estás necesitando. Sólo así se podrá comunicar desde la autenticidad que requiere la comunicación efectiva. Tienes que ser consciente de lo que te provocan algunos pensamientos, dudas, incertidumbres del otro.
- ¿Eres capaz de escuchar de forma activa? Escuchar no es suficiente. Hay que escuchar de forma activa, y eso es estar en silencio mientras el otro habla, y poner la mirada en el contenido verbal y no verbal de lo que el otro dice.