Qué hacer si detecto alteraciones en la conducta alimentaria a mi hija o hijo
En Punt de Partida ofrecemos terapia para adolescentes que sufren problemáticas relacionadas con la alimentación y el cuerpo, y que pueden acabar desarrollando un trastorno de conducta alimentaria.
Existen varias causas que llevan a adolescentes a desarrollar alteraciones en el comportamiento con la comida y cambios en la percepción de su cuerpo. Una combinación de factores de riesgo junto con el sufrimiento de situaciones de estrés en el presente es lo que lleva a desarrollarlos, requiriendo a menudo de terapia psicológica.
Podemos identificar factores de riesgo en la propia historia familiar de la persona, la historia relacional, en los rasgos psicológicos y el tipo de personalidad, en el entorno social -como en la presión estética de las redes sociales-, en el entorno familiar y en el estilo educativo, en la predisposición genética, o en la vivencia de situaciones vitales de alto estrés.
Las alteraciones que hacen visible un posible trastorno de conducta alimentaria (TCA), también son diversas, entre las que se encuentran:
- Insatisfacción por el propio cuerpo y alteraciones en la percepción
- Interés exagerado por dietas o recetas de cocina
- Sentimiento de culpa y malestar después de haber comido
- Pérdida de peso injustificada
- Hacer mucho ejercicio con el objetivo de adelgazar
- Evitar comidas en compañía y aislarse del entorno en general
- Irritabilidad, agresividad y tristeza
- Ir más veces al baño y permanecer allí rato, a menudo para provocar vómitos
En nuestro espacio de psicología en Barcelona, las psicólogas atendemos a jóvenes que sufren malestar en relación a su autoimagen y bajo autoestima, viendo cómo a veces desarrollan una relación conflictiva con la alimentación.
En el caso que detectes que tu hijo o hija (en su mayoría son chicas, pero no exclusivamente) puede estar sufriendo algún tipo de trastorno de la conducta alimentaria debes saber que:
- Estas alteraciones le están provocando un gran malestar, a pesar de que veas cómo quiere ocultarlo
- No es culpable de lo que le está pasando. Su conducta es fruto de su dificultad para afrontar situaciones de estrés en el presente, o también no resueltas del pasado
- Es posible prevenir el desarrollo del trastorno. Una detección temprana permite controlar las graves consecuencias en la salud física y mental
- Es esencial su entorno nutritivo durante el tratamiento. Como padre o madre, es necesario acompañar su malestar teniendo en cuenta que a menudo habrá que priorizar su atención tanto como lo hacías cuando era más pequeño o pequeña
A partir de aquí habrá que asumir la situación, y lo que hay que hacer (o no hacer) es:
- No enfadarse o culpar ni juzgar. Como hemos dicho, tu hijo o hija no es culpable de lo que está sufriendo. No es extraño y es normal que te sientas enfadado/a o con rabia por cómo está comportándose, pero es importante que no vuelque estas emociones sobre ellos o ellas. Si lo hace, le alejará de la posibilidad de pedir ayuda y hacer así terapia, haciendo aumentar la resistencia y los síntomas.
- Validar las emociones. Es posible que tu hijo o hija no esté expresando lo que siente, por lo que es importante que observes lo que no pueden evitar mostrar, validando que se sientan tristes, enojados, etc. Cualquier síntoma de emocionalidad es bueno que se tenga en cuenta. También es importante que padre y madre no esconda lo que sienta. Una forma de validar es que todos tengan el permiso para expresar emociones y hablar sobre ellas.
- Tu hijo o hija necesita ayuda profesional, siendo la terapia psicológica el más adecuado. A pesar de las resistencias que pueda haber, es necesario mostrar y transmitir preocupación y comprensión por el sufrimiento que se observa desde una mirada nutritiva. Por ejemplo puede comunicar “Últimamente te veo muy triste y distante. Me preocupa que no estés pasándolo bien. Creo que puede estar bien que tengas un acompañamiento de una profesional que te ayude a sentirte mejor”.
- Pedir ayuda por ti. Es importante saber que en el proceso de cuidado de tu hijo o hija, deberás implicarte en su acompañamiento, incluso comprometiéndote a realizar cambios personales para mejorar su relación. Por eso, es bueno que puedas disponer también de una persona que te acompañe en este camino. Iniciar un proceso de terapia para ti puede ser una buena opción.
- Mantener la confianza. Aunque puedas pensar que es un cuidado difícil de superar, las alteraciones de la conducta alimentaria son situaciones que se pueden ganar. Es necesario mantener la paciencia y la confianza. Probablemente asumirá muchos retos familiares y, aunque pueda parecer extraño, tendrá la oportunidad de mejorar sus relaciones.