La importancia de poner límites de forma respetuosa
Una de las tareas más difíciles por padres y madres es el establecimiento de límites en la educación de hijos e hijas. Se trata de encontrar el equilibrio entre la imposición de prohibiciones o castigos que impliquen una fuerza excesiva, y una posición más permisiva que no facilita el establecimiento de medidas de autocontrol por parte de niños. En estos polos se encuentra el estilo de crianza autoritario por un lado, y por otro, el estilo de crianza permisivo. En el término medio, en cambio, se encuentra un estilo educativo democrático que busca crear entornos más participativos en los que niños y adolescentes se sientan agentes activos en su educación, a la vez que los adultos supongan referentes nutritivos que creen un espacio de desarrollo con la contención necesaria para crecer.
En nuestra consulta de psicólogas en Barcelona ofrecemos terapia de adultos y terapia de crianza para afrontar este reto con sus hijos.
La importancia de los límites en el desarrollo
De la misma forma en que los niños necesitan agarrarse en soportes físicos para aprender a caminar, la madurez cognitiva y psicoemocional requiere de límites que sean un apoyo para construir una personalidad con autocontrol, con tolerancia a la frustración y con valores que les permitan desarrollar la empatía. Si no existe esta contención, el niño mostrará impulsividad en su desarrollo, y no será capaz de ponerse en el lugar del otro, formándose como un “pequeño dictador”. En consecuencia, es posible que acaben sintiendo infelicidad en la vida, ya que no podrán asumir sus proyectos vitales por falta de compromiso y disciplina, y tampoco podrán gestionar momentos en los que experimenten el fracaso (personal, relacional, profesional, etc).
En definitiva, los límites dan seguridad y ayudan a entender cómo funciona el mundo y cómo pueden relacionarse de forma adecuada.
¿Por qué es difícil poner límites?
- Ver cómo tu hijo o hija está triste o enojado. Por lo general, se piensa que únicamente la alegría es síntoma de felicidad. La realidad es que la felicidad no está únicamente ligada a esta emoción, sino ser feliz implica tener la capacidad de expresar todas las emociones (tristeza, alegría, rabia…), es decir, tener el permiso sin miedo a mostrar y manifestar todo lo que se siente.
- El sentimiento de culpa que se puede sentir después de haber puesto un límite al hijo o hija. A pesar de que la reacción del niño o adolescente será probablemente a disgusto, la realidad es que estamos facilitando que ellos mismos se autorregulen buscando alternativas cuando se sientan frustrados. Se trata de una inversión muy poderosa por su futuro.
- No confundir autoridad de autoritarismo. Poner límites implica aplicar la autoridad respetuosa sin ser autoritario. El autoritarismo va acompañado de no dejar pensar, no dejar hacer, no permitir oír, no permitir expresarse, etc.
- La interpretación de la rabia y la tristeza del niño. Toda expresión emocional de los hijos va vinculada a la expresión de una necesidad básica para crecer, y que siempre va relacionada con la necesidad de recibir amor, presencia y cuidado del adulto. Desde esta mirada compasiva, podremos entender que poner límites les ayuda a regular y cubrir estas necesidades.
Cómo hacer que los límites sean respetuosos
Lo primero que habrá que entender es que la forma en la que padre y madre, o madre y madre, o padre y padre se relacionan marca definitivamente el modelo que hijos e hijas aprenderán para relacionarse. Por tanto, es importante que la pareja revise su forma de relacionarse y puede hacerlo a través de la terapia de pareja.
- Asumir el rol de padre o madre sin querer ser amigo de los hijos/as
- Mantener firmeza, tranquilidad y serenidad a la hora de transmitir el límite
- Tener en cuenta el momento evolutivo del niño (adecuar el lenguaje, las consecuencias, etc), y tener en cuenta la proporcionalidad en relación a que se quiere cambiar
- Situarse en una posición a la altura de la mirada del niño
- Sostener el llanto del niño mientras dure, sin irse de su lado
- No desvalorizar ni juzgar a tu hijo o hija
- Evitar explicaciones largas que se acompañen de justificaciones
- Transmitir el límite con pocas palabras y claridad, confiando en que el niño le asumirá
- Mantener la paciencia teniendo en cuenta que tu hijo/a necesita un tiempo para comprender el límite
En definitiva, poner límites implica dar seguridad a nuestros hijos/as. Por tanto, es un acto deamor que les ayuda a construirse como personas autónomas y con autoconfianza. El trabajo terapéutico ayuda a conectar con las necesidades de tus hijos e hijas y le ayudará a responderlas de forma adecuada.